¿Son los grandes jugadores de Ajedrez brillantes en otras materias?
¿Puede el campeón del mundo de ajedrez ser al mismo tiempo una persona inculta e ignorante cuya particular brillantez se demuestra únicamente sobre un tablero? Así es Czentovicz el antihéroe que Stefan Zweig introduce en su «Novela de ajedrez«. Lo describe poseedor de un cerebro con unas vetas de un metal precioso incrustadas en una roca estéril.
Con este personaje Zweig plantea la tesis de quienes opinan que los buenos jugadores de ajedrez sólo demuestran que son inteligentes para jugar al ajedrez. Como si el cerebro tuviera diferentes músculos y uno de ellos fuera el que sirve para mover las piezas sobre el tablero.
Hoy sabemos que nuestras inteligencias son múltiples y que el hecho de brillar en un campo no es motivo para brillar en los demás. Se tiende ahora a motivar la evolución de nuestras capacidades más sobresalientes en lugar de buscar un desarrollo uniforme en todas las materias. El propósito del educador consiste en encontrar esas vetas de oro de muchos quilates en el cerebro de los niños.
El caso de Czentovicz es extremo y parece que el autor, aficionado también al ajedrez, no vincula la capacidad de jugar bien con otras inteligencias. Sin embargo el personaje del señor B refuta su tesis por ser el contrario a Czentovicz. Dos mundos opuestos y enfrentados parecen encarnar ambos jugadores, el bien contra el mal, la cultura contra la ignorancia, la humildad frente a la arrogancia.
Una novela de ajedrez en tiempos de guerra
La novela fue escrita entre 1941 y 1942. En esos años la guerra estaba asolando Europa. Nada de lo que ocurre se sustrae a este hecho ni siquiera las partidas de ajedrez que se juegan en un trasatlántico que viaja a Buenos Aires. Czentovicz encarna a un hosco y pueblerino genio del ajedrez que oculta sus carencias en otros ámbitos tras un comportamiento esquivo y distante. Nacido en un entorno rural indeterminado y con apenas educación desconfía del trato con las personas cultivadas que pueblan el mundo en el que ahora se mueve. Viaja por todo el mundo asombrando a todos con su habilidad jugando al ajedrez. La novela transcurre durante uno de estos viajes que le lleva a Buenos Aires. No se relaciona con el resto de pasajeros y solo accede a jugar una partida de ajedrez por dinero sabedor de su superioridad en ese campo. Pero aparece nuestro héroe, un misterioso señor B. que se acerca silenciosamente a la mesa de juego. Es un gran jugador de ajedrez pero nadie sabe nada de él. Su enfrentamiento resulta inevitable.
La historia de B es una más entre millones de vidas arrasadas por la guerra y el nazismo. Austriaco como el autor fue protagonista de una más refinada forma de represión. Fue hecho prisionero y sometido a una constante tortura psicológica durante meses que le lleva a la locura. Su tabla de salvación resulta ser el ajedrez.
Ya no debo contar más de esta breve novela, casi un cuento, que es la obra más extendida de ficción cuyo eje es el ajedrez. Os animo ahora a que la leáis y comentéis qué os ha parecido. El estilo de Zweig es fluido y certero en las descripciones, seguro que la disfrutarás.
¿Qué te ha sugerido?
¿Crees que el cerebro se desarrolla en compartimentos estancos y puede evolucionar en unas capacidades sin hacerlo en otras?¿Te parece que se puede jugar bien al ajedrez y ser obtuso en todo lo demás?
Mi opinión es que el ajedrez puede ayudar, y mucho, a crecer en otras capacidades.
Las virtudes del juego van desde el aprendizaje en la toma de decisiones, la capacidad de concentración, la asunción de los propios errores y muchas otras habilidades que puede ayudar a desarrollar. Su relación con otras inteligencias parece clara y cada vez más educadores encuentran en el ajedrez una herramienta para fomentar un crecimiento integral del intelecto.
Sus aplicaciones en el tratamiento de trastornos de la personalidad y la prevención de enfermedades mentales propias de edades avanzadas son ya una realidad.
Pero, ¿Y tú qué opinas?¿Qué te ha aportado a ti jugar al ajedrez?
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He escuchado antes sobre esa novela, pero nunca me había sentido interesado en leerla hasta ahora. Sobre tu pregunta me parece que se han llevado a cabo algunas investigaciones sobre si el ajedrez es útil para mejorar en otras disciplinas y hay conclusiones contradictorias. Creo que puede y debe ayudar a desarrollar algunos aspectos cognitivos en áreas que se relacionen, pero no considero que haya mejoras significativas entre más distantes estén las áreas del conocimiento. Hace poco hice una prueba de memoria la cual consistía en recordar la posición de las piezas en un tablero de ajedrez (0 errores en posiciones lógicas y algunos en posiciones, por decirlo así, imposibles o ilógicas).