Movimientos naturales
En los análisis en profundidad de partidas de torneos muy a menudo se califica a alguno de los movimientos como un «movimiento natural» en esa posición. Se trata del movimiento más lógico o aquel que surge inmediatamente si no profundizamos. Es el movimiento que todos habríamos hecho sin pensarlo mucho, solo atendiendo a una evaluación general. Pero para eso están nuestros amigos inhumanos, para refutarlo. Ellos que no se dejan impresionar por lo más lógico, aplican la fuerza de su poder inmenso de cálculo para desenmascarar a ese movimiento tan «lógico».
A nosotros que no disponemos de esas armas tan poderosas nos toca averiguar si estamos haciendo lo mejor sea lógico o no.
Volviendo al tema de entradas anteriores, en Cómo tomar una decisión difícil, por ejemplo. Propongo una solución que se sale de lo más inmediato. En una situación de crisis las opciones conservadoras ganan adeptos. No se piensa mucho en el largo plazo, se opta por salvar los muebles. Pero esa manera de actuar puede alcanzar solo a posponer la crisis. En ese momento parece una locura dejar un puesto fijo. Es la típica decisión que no se le puede contar a tu madre, ya sabes cual será su respuesta. Sin embargo no tendrás a quien reclamar cuando dos o cinco años más tarde se repita. En la mencionada entrada intentaba jugar a ganar. Pero como también comentaba allí no siempre la situación de la partida lo permite.
El piloto automático
En muchas partidas de aficionados se suele producir una serie de movimientos rutinarios. Son los movimientos naturales que se relacionan con alguna de las muchas aperturas y defensas estandarizadas. Cuando se da esa situación ambos contendientes suelen tener un conocimiento más o menos profundo sobre la teoría elegida y realizan una serie de movimientos aprendidos de memoria. Continúan la partidas sin reflexionar demasiado hasta que alguno de ellos se sale de lo por ellos conocido. Para ambos esta suele ser una situación segura en la que se sienten cómodos. Seguramente tienen en mente una serie de planes preparados, coherentes con la teoría ajedrecística que les resulta familiar.
Entre los grandes maestros también ocurre esto con la diferencia de que ellos conocen mejor la teoría y pueden desarrollar mejor la partida. Lo hacen con más precisión hasta que ven una oportunidad de sacar alguna ventaja.
Jugar con el piloto automático es muy práctico pero jugar de memoria no es muy estimulante. Lo más habitual es que por el camino se dejen muchas oportunidades de mejora. En realidad lo que se hace es posponer la lucha.
Cuando un gran maestro juega con un aficionado por lo general en esta sucesión de movimientos conocidos saca ventaja rápidamente. Demuestra la imprecisión de los movimientos automáticos de su contrincante que no sabe muy bien lo que está haciendo. El gran maestro conoce las sutilezas de la posición.
Evaluar e intentar sacar lo mejor de nuestra posición en todo momento debería ser la manera más inteligente de juego. Antes que mover por inercia.
Fuera del tablero
Al hablar de los movimientos naturales y del piloto automático lo que me quiero plantear es cuántas veces actuamos así.
En algunas ocasiones antes de reaccionar ante un problema nos planteamos qué se espera que hagamos.
Por lo tanto los llamados movimientos naturales y automáticos son a veces producto de lo que entiende «todo el mundo» que la situación pide. Sería algo parecido a un razonamiento moral. En el caso del ajedrez, aunque parezca raro, también ocurre. Va uno y se enroca cuando lo hace el adversario en lugar de aprovechar ese precioso tiempo perdido. Porque se ha visto hacer en millones de partidas. Porque si el contrario considera que es el momento a mi tampoco me va a venir mal.
En las situaciones cotidianas y en su análisis se producen soluciones triviales. Y al ponerlo en común y discutirlo lo que se producen son más soluciones triviales. Quizás por falta de coraje para proponer una evaluación diferente se tiende a las soluciones banales.
En la entrada de Cómo salir de los caminos trillados alababa las virtudes de optar por soluciones creativas. Este tipo de razonamiento busca lo contrario de lo que los movimientos naturales y el piloto automático propician. No todo vale, sólo evaluar y razonar puede arrojar nuevos caminos. Pero antes de nada tienes que estar dispuesto a tomar ese riesgo.
¿Se te ocurren casos en lo que más natural no funciona?
¿Crees que muchas veces actúas por inercia, automáticamente?
Lánzate y coméntalo!
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